Las flores del argelino

TEXTO
Las flores del argelino, de Marguerite Duras




“Las flores del argelino” de Marguerite Duras


Por María Romero

“Las flores del argelino” es una publicación de la periodista y escritora Marguerite Duras del año 1957. Hace referencia a lo que pasó un domingo a la mañana en una de las calles de Francia, en el barrio Saint Germain des Prés. Allí, un chico de 20 años, muy pobre y de origen argelino, camina con su carretilla llena de flores. Se le acercan dos señores de civil y ven al muchacho parado con sus flores y les piden los papeles de autorización para vender en la calle.
El joven no tenía esos papeles. Entonces, uno de estos señores, de un puñetazo, le tira todos los ramos a la calle. Una sola señora que pasaba por el lugar aplaude y festeja la acción de estos. Aparece otra señora que, sin mediar palabra, recoge unos ramos y se acerca al chico y le paga. Luego, hace lo mismo otra mujer, y otra, y así, 15 mujeres. Los señores de civil preguntan qué están haciendo y ellas responden que las flores están para vender y las están comprando. Los dos hombres, desconcertados por la situación, se llevan al chico argelino hasta el puesto de policía.
Es una situación muy discriminatoria por la falta de trabajo y por la nacionalidad de este joven. Esta historia real también pasa en nuestro país con los extranjeros que vienen a trabajar y son echados por la policía y no tienen otro recurso económico.

Por Norma del Valle Méndez

A veces no comprendemos por qué la vida se nos hace tan complicada. Tengo la necesidad de expresarme ante un caso de la vida real en que constantemente se ve la necesidad de la gente, ante la que está aquél, que como se dice en la jerga de la calle, “se la rebusca”.
No es malo vender flores, solo es difícil dejar que te permitan trabajar. Está aquél que tiene compasión, también está aquél que dice: “estos vagos, no hay que permitirle, no pagan impuestos, te quitan la venta, te molestan el lugar”, y como esas, millones de humillaciones.
La marginación que tiene que pasar el muchacho del texto ante esos personajes que se creen con derechos, ver que nadie haga nada, porque nos acobardamos ante cualquier injusticia. Pero siempre hay gente que es consciente en cualquier circunstancia.
Tenemos que tomar consciencia de que la vida no es fácil, todo pasa y nos puede pasar, no importa el sitio ni lo grave que pueda ser. Debemos ser humanos, cordiales, ayudar a los demás ya que hay personas que buscan trabajar para llevar el pan a su hogar. No tienen la culpa de la falta y el abandono del Estado, de que la sociedad los margine.
Aprendamos a convivir sin tener que recurrir a la violencia, toda persona tiene derecho a trabajar, a ser libre y soberana.

Por Damián Giardino
Realidades parecidas

En "Las flores del argelino", en el barrio Saint Germain de Pres, se ve a un joven argelino de más o menos 20 años que, para poder vivir y tener un plato de comida, realizaba venta de flores sobre la avenida. El lugar es muy vigilado de cerca por policías de civil que no dejan que realice su trabajo normalmente, como si el chico estuviera cometiendo algún delito. 

Mirando la actualidad de nuestro país, se ven muchas personas de origen extranjero realizando diversos trabajos en la calle, como venta de ropa, flores, y demás trabajos para subsistir en un país ajeno, que también son hostigados y obligados a colaborar con gente "superior". Mayormente, son dejados sin lugar donde realizar sus trabajos y sin fuente para comer y vivir día tras día, terminando presos o como pasó hace poco, ubicados en galpones para realizar sus ventas, por mencionar un ejemplo de la actualidad. Sin embargo, nada soluciona ya que sigue habiendo gente trabajando a la que no se deja hacerlo normalmente, como sí pueden hacerlo todas las demás personas. 

Por Mónica Pasculli


La escritora Marguerite Duras nos introduce en la problemática de los indocumentados en la Francia de los años 50’.
A primera vista, pareciera que el relato es ficcional ya que está escrito con rasgos literarios, pero por los datos que tenemos, estamos ante un artículo periodístico que describe un hecho real.
El protagonista es un joven argelino indocumentado, vendedor de flores, al que la autoridad local francesa no solo destroza su carretilla, sino que se lo lleva preso por no poseer papeles identificatorios.
También, aparecen en la escena dos situaciones antagónicas: una mujer que alienta a los policías a que “cumplan con su deber” y un grupo de mujeres que, en absoluto silencio y respeto, compran las flores tiradas en el pavimento condoliéndose del muchacho.
Si uno no supiera el año de publicación de este artículo, pensaría que es actual. Desafortunadamente, la discriminación al extranjero sigue existiendo en muchos países. Basta leer las ideas de Donad Trump en Estados Unidos.
En la Argentina, todos los días vivimos situaciones como las que plantea el artículo: “trapitos”, “manteros”, “negros”, “bolivianos”, son algunas de las expresiones que se utilizan con estas personas. Lo importante es “que no se vean”, aunque “no se puede tapar el sol con la mano”. Existen y hay que hacer algo para que estén mejor.

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