Los chacareros, de Antonio Berni
“Los chacareros”
Por Norma del Valle
Méndez
El pintor argentino Antonio Berni
pintó la obra “Los chacareros” en 1935, expuesta en el Museo Sívori. Es un óleo
sobre arpillera que conmemora el Grito de Alcorta, una rebelión agraria de
pequeños y medianos propietarios rurales que sacudió el sur de la provincia de
Santa Fe y se extendió hasta la región pampeana.
El artista plasmó problemáticas
sociales del país en la mayoría de sus obras.
Por María Romero
Berni nació en Rosario el 14 de
mayo de 1905. Es un artista que representa la época en que vivió. Fue pintor,
grabador, dibujante, muralista e ilustrador.
La desocupación, la pobreza, el
comienzo del nacismo y el fascismo, la Guerra Civil española, se hicieron
protagonistas en sus cuadros. En los años 30’, se inclinará por el surrealismo,
en época de crisis y revolución.
Sus obras recorren importantes museos
de América.
Consideramos a Berni uno de nuestro mejores exponentes de la pintura argentina. Para comprender aun más su pintura y lo ha venido a expresar, es importante recordar que la misma pasó por distintas etapas.
Como cronista de la época, en un primer momento, su lenguaje habla de la realidad, de la pobreza, pero de modo más intimista. Luego, en la etapa surrealista, en los símbolos y en la síntesis manifiesta la misma miseria aun más cruda. Es en 1934, cuando se ve reflejado en él su adhesión a este movimiento, relacionado también con la aparición de Freud y la importancia de la psiquis y lo onírico.
Las masas y rostros del pueblo ganan su lugar en las pinturas dramáticas, expone una época cruel que lo tiene a él en su mirada de repudio a los totalitarismos.
Su paleta pasa de lo vibrante a lo sepia como prólogo de la realidad de la época.
Por Norma Cárdenas
Consideramos a Berni uno de nuestro mejores exponentes de la pintura argentina. Para comprender aun más su pintura y lo ha venido a expresar, es importante recordar que la misma pasó por distintas etapas.
Como cronista de la época, en un primer momento, su lenguaje habla de la realidad, de la pobreza, pero de modo más intimista. Luego, en la etapa surrealista, en los símbolos y en la síntesis manifiesta la misma miseria aun más cruda. Es en 1934, cuando se ve reflejado en él su adhesión a este movimiento, relacionado también con la aparición de Freud y la importancia de la psiquis y lo onírico.
Las masas y rostros del pueblo ganan su lugar en las pinturas dramáticas, expone una época cruel que lo tiene a él en su mirada de repudio a los totalitarismos.
Su paleta pasa de lo vibrante a lo sepia como prólogo de la realidad de la época.
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